Reseña:
Daniela Sol (Talca, 1983) es poeta, mamá y académica. Profesora de Filosofía
y Licenciada en Educación, realizó su Maestría en Estudios Latinoamericanos en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Es Doctora en Literatura
Hispanoamericana por la Universidad de Alicante, España.
Es autora de los poemarios Sonidos Errantes (Xaleshem, 2014), Postales y
Espejismos (Helena, 2016) y del soliloquio Fractura (Alauda, 2015), y ha participado
de diversas actividades y encuentros poéticos en Chile, México, Argentina, Canadá
y España. Su obra ha sido incorporada en las antologías nacionales La Palabra
Escondida, homenaje a Stella Díaz Varín; Ludwig Zeller: Componiendo una ilusión. Un
diálogo antológico en sus noventa años, ambas publicaciones editadas por Xaleshem el
año 2017. Asimismo, han sido incorporados algunos de sus poemas en la antología
Internacional De Mil Aromas: Poemas Gastronómicos (Verbum, Madrid, 2019).
Es compiladora de la más reciente antología de Poesía Social en Chile: Verbo
Latente(Helena, 2017), y de IXQUIC: Antología Internacional de Poesía Feminista,
publicada en Madrid bajo el sello editorial de Verbum.
Participa con poemas:
El patio verde
Cuando te evoco desde este campo
de raíces elementales
me visita un silencio que no cesa de cantar.
La luz me abraza, la tierra me recibe
y el cerro es testigo mudo de mi pasión violeta.
Hay un aroma que sostiene
el aleteo del prana,
el éxtasis del ave libre.
Piedra que brilla, perro que sueña
y a lo lejos otro animal da a luz más flores.
Cuando te evoco desde este campo
soy un niño queriendo declamar el universo
mientras mis ventanas se abren y huelen
el hálito del viento.
Hojas suicidas. Sombra solitaria que danza a escondidas.
De Sonidos Errantes, 2014.
Testamento
Comprenderás, hijo
que mi mano dejará de caminar
en tu cabello.
El silencio ha de instalarse el día
en que mueran las partículas cansadas.
Pero tú has crecido en este patio
saboreando el resabio de la tierra
la fragancia solar que nos ha permitido
desgajar las naranjas en medio del caos y el temor.
Dichoso eres, mi amor
de habitar también la casa y su
jardín,
planeta de nísperos y limoneros
al sur de un mundo hambriento de capitalismo
en tiempos de voracidad inmobiliaria
y de apartamentos hacinados en tristeza.
Nuestro espacio sumergido entre fruta y la hierba
te regala el pasto que perfuma el cuerpo:
pájaros asombrados al amanecer
rincones de barro para jugar
que guardarás en la retina de tu infancia
He plantado para ti un maitén,
árbol nativo
y un huerto de maqui que respira en primavera.
Construí un escaño con el color de las estrellas
Para que juntos contemplemos la luna
y los árboles danzantes del crepúsculo.
Cuando no esté y el mundo continúe desmoronándose
mira el rizoma del agapanto
Que yo estaré ahí
amándote desde la raíz
hasta el brote anonadado de silencio.
De Sabina, 2020.
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