Relación con el medio ambiente
Miguel Fajardo Korea
Miguel Fajardo, en Playa Flamingo, Guanacaste
Miguel Fajardo, en Cuajiniquil, Guanacaste
Cuajiniquil
Arpa de mar extendida contra el límite. Formación crepuscular en los pliegues del silencio.
Enclave respaldado con el frente de las rocas, durísimas y viejas para llegar al cielo. Cuajiniquil, distancia de soledad para conocernos.
Mar filoso con piedras encendidas, sin misterios en su frente. Territorio extendido con ángeles grises que rodean sus manglares. Estuario enraizado en horizontes de esperanza. Cuajiniquil, sitio de espera en la belleza de otro reino. Tu muelle es un aliento para arriar en las banderas su alta diestra en bajamar. Refugio nuestro para huir de la maldad. Cielo abierto con el pellón Chorotega de su herida.
Puerto Soley
El mundo enclava tu
bajorrelieve, la hondura cristalina donde el sol es dios; cálida brillantez donde las macizas piedras sostienen nuestras furias. Las alturas significan un equilibrio inalcanzado, porque tu belleza encarna el camino de la tierra. Puerto Soley, promontorio de luz en la cólera del mar, parte del mundo, vistazo sobre piedras. Puerto Soley, altura rediviva, consolación del día en celaje exuberante. Fuego oscuro con borde humedecido. Peñón abierto para contemplar o beber el azul de tu grandeza. Brazo terrestre que mira al infinito.
Costa grisácea, extensión de roca en bajamar.
Hondura vegetal entre el ser humano y Dios.
Forma de hechizo permanente,
gravidez de sol contra los mares.
Tierra investida de misterio
Pienso en Centoil, el dios
chorotega del maíz, en Agilomen, elote en el abrazo del corazón chorotega: el hombre que corre, que huye.
Nicoatl, nicho de culebra; Nicoa, cacique contra el tiempo, siempre vivo, en el gran templo de Nacaome. Pienso en los cuatro mundos chorotegas, en los puntos cardinales de su memoria, en el papaturro morado, en el pachamama, tierra investida de misterio, lugar del sueño, fuente de vida, con sus ritos de luz y oscuridad. Me pienso Chorotega, invoco su sangre contra el tiempo:
Nonan –madre-; Babu –padre-. El arpón chorotega de la herida, cántico sol de la Gran Nicoya emplumada...
MIGUEL FAJARDO
(Costa Rica, 1956)
Licenciado en Español, Lingüística y Literatura.
Académico en la Universidad Nacional de Costa Rica y Profesor en el Ministerio de Educación (1980-2014). Educador Emérito (2015).
Vicepresidente del Centro Literario de Guanacaste.
Ha publicado en Costa Rica, República Dominicana, Panamá, España y Chile.
Premios: Joven Creación, Alfonsina Storni, Jorge Volio, La Gran Nicoya, Premio Universidad Nacional Omar Dengo, Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural. Premio Nacional de Educación Mauro Fernández.
Mereció la tesis La poesía de Miguel Fajardo: contribuciones al estudio de la literatura en Guanacaste, de Marielos Novoa (+), Universidad Nacional, 1992.
La Sala principal de la Casa Gobernación de Guanacaste ostenta su nombre.
La Biblioteca del Campus Liberia, Universidad Nacional de Costa Rica, develizó su fotografía (2014).
Cinco bibliotecólogas de la Universidad de Costa Rica sistematizaron su biobibliografía (1981-2016), en seis tomos.
Incluido en el documental “Una fiesta en Liberia” (UNED, 2017).
Ha dictado conferencias y participado en congresos y festivales literarios en Costa Rica, Argentina, República Dominicana, Colombia, Nicaragua y Chile.


Poemas muy bien logrados, con la pluma en el tintero siempre atento...un canto a nuestra madre tierra...
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