Costa Rica, 1988. Poeta y gestora cultural ramonense. Cursó estudios de
Relaciones Internacionales y Cooperación Internacional en la Universidad
Nacional. Directora de proyectos en la incubadora de empresas Programa Semilla.
Como gestora cultural, ha sido productora del Portal Literario Hojas sin
Tiempo, dirigido por la poeta Leda García Pérez (desde 2020); codirectora del
Encuentro Internacional Tierra de Poetas (2013-2015); coordinadora nacional del
proyecto “PoétiCA, poetas por la integración centroamericana” (2013-2014);
miembro del equipo productor del Encuentro Internacional de Poesía de
Occidente, coordinado por la Asociación Popular de Arte y Cultura Ramonense
(APACUR) (2008-2011); productora para la Unidad de Cultura y Economía del
Ministerio de Cultura y Juventud en temas relacionados con economía naranja o
creativa (2015-2018), entre otros. Ha participado en el Encuentro Internacional
de Poetas de Zamora, Michoacán, México (2014 y 2016), así como en recitales en
Costa Rica, Guatemala, México y República Dominicana. Poemas suyos han sido
traducidos al inglés. Cuenta con publicaciones en medios impresos y digitales
de Costa Rica, Albania, España, México y Nicaragua.
CUARTA LUNA
Herido está el corazón
de la Tierra.
Se entremezcla su canto
con un sollozo
con el lúgubre barullo
de la tierra arrasada.
Aún los ríos secos
tienen memoria de
espejo,
la lluvia se refugia
entre las grietas.
La luna ha presenciado
el origen de leyendas
que nombran dolores
antiguos,
ha visto transmutar los
cuerpos
después de cada muerte,
renacer las cinco
heridas.
El silencio no existe.
El ruido es ahora como
antes
como lo nombró cada
ancestra
junto al fuego.
El miedo fue antes como
ahora, lo sé.
Me reconozco en el
espejo
infinito del tiempo,
en el ciclo de la luna.
Nombro
siento
y dejo que corra el
agua
entre las grietas.
Fue la esperanza antes
como ahora
fue la luna
y aún es la danza
de todo cuerpo líquido.
Sana mi corazón,
sana el corazón herido
de la Tierra.
QUINTA LUNA
Quién conoce
verdaderamente las raíces
el motivo de un árbol
en el trópico
para soltar sus hojas
para recibir con el
cuerpo desnudo
lluvia, pájaros
la quietud inconstante
de las noches.
He regresado a la
ciudad del origen
al verde de los cerros
que bordean esta casa.
El silencio no existe.
Busco solamente
alivianar las voces
pronunciar cantos que
asemejen
el palpitar del
asombro,
busco que el corazón
dance
alegre y libre
como el aparente vuelo
errático
de las incontables alas
en los cielos
matutinos,
emular la ancestral
danza del sorbón
que ejecutan aves
negras
su leve movimiento
circular.
Busco que mi vida sea
el canto agradecido de
la tierra.
CAHUITA
Somos piedras y raíces
texturas que se confunden
entre el cantar antiguo
de las aguas.
Un árbol
es la última sombra
de la tarde,
el refugio de la bruma.
En sus brazos salinos reposan
los profundos pensamientos
que mueven las corrientes
la gratitud de los seres
que comprenden los milagros.
Este es el borde
que trastoca el tiempo
en el andar continuo
del mar hacia la orilla
y el palpitar sonoro
de lo terrestre
hacia la humedad
perpetua del origen.
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