Canto del Maguey
La entraña árida de
la tierra
chihuahuense pare la
roseta
donde ha de
edificarse el agave,
su abanico de hojas
carnosas
y gruesas acunan el
sol,
en sus bordes se
aglutinan
púas que se
enganchan al azul
del cielo, a la
memoria del hombre
que construye sus
raíces
Semana Santa en
Norogachi
Entre el fuego de
dos cerros
al ritmo de la noche,
las fogatas
y los tambores,
danzan nuestros ancestros,
en el plano terrenal
se yerguen
sobre la piel indígena
y se nombran
dentro del ritual
como pintos y fariseos.
Amanece al retumbar
de las campanas
y las pisadas anunciando
el paso ligero
de la bandada de
pájaros; rarámuris
de colores que
pintan y florecen
en el verde de las
faldas serrranas.
Las procesiones
empiezan, tiembla
la explanada y el
atrio cristiano
se tiñe de cantos,
mientras la virgen
adorna su frente con
la banda tarahumara.
La tarde se mezcla
con el entierro,
de un madero
horizontal suspende
el cuerpo de Cristo
que al llegar a tierra
santa se libera y
asciende al cielo,
a medida que el
manto negro
en el recinto sacro,
cae al compás
del trémulo
estruendo de los pies descalzos
y el río de velas que enmarcan
Papantla
Tierra perfumada con
el suspiro
de las vainas de la
orquídea
y coronada con el
vuelo de los hombres pájaro.
Engendradora de los
tres corazones
que impulsan el
latido ancestral
del pueblo totonaca.
Cuna de bosque
subtropical
donde se arrulla el
papán
y se fecunda alado
el vientre
del centro
veracruzano.
Lugar de la luna
buena,
donde se yergue el
Tajín
y los hombres al
estruendo
del trueno juegan
pelota
con los muertos y
los dioses.
Los Hombres
Pájaro
Entretejidos en la
noche, en la tarde,
en el círculo solar
del día, los voladores
escriben con su
cuerpo testimonios
en el aire con el
giro ancestral de los siglos.
Suspendidos del gran
falo que penetra
las entrañas de la
tierra y en un acto ritual,
la fecunda,
germinando las semillas
que darán de beber al
ciclo agrícola,
al carnaval y al
solsticio.
El vuelo de los
hombres emplumados,
instante de conexión
con el cosmos
al ritmo de la
chirimía y el tambor,
congrega las cuatro
caras del mundo
en sublime acto de
soberanía.
Virginia Ordóñez Hernández. Ciudad Juárez, Chihuahua -1977. Directora de escena,
actriz, escenógrafa, dramaturga y poeta.
Licenciada en arquitectura y arte, egresada de la maestría en
comunicación y estudiante del doctorado en diseño. Autora del poemario
“Trilogía fractal de mi existencia”. Antologada en cuatro publicaciones como
dramaturga y en siete como poeta (cuatro de carácter nacional y tres
internacionales). Dentro de las artes escénicas ha representado a México en
diversos foros, entre los que destacan: El Festival Internacional Chihuahua, El
Festival Internacional Cervantino, La Muestra de Mercado del Sur (Uruguay) y
una temporada en Teatro Ibérico de Lisoba en Portugal. Actualmente es directora
de la Compañía Teatral de la UACJ, de Sempiterno Escena y de Litoral
Internacional para las Artes, e integrante de la empresa cultural Intelecta.
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